lunes, 4 de julio de 2016

Y estoy aquí sentado.

Imagen de changsun

¿Te has parado alguna vez a pensar a quién le importas? ¿Quién te ama? ¿Quién pondría la mano en el fuego por ti? ¿Quién lloraría tu muerte?

Hoy, aquí sentado, me he dado cuenta de que estamos más solos de lo que creemos. De que tenemos a mil personas a nuestro alrededor, y seguimos sintiendo ese vacío en el estómago. Las palmas de las manos sudorosas. El miedo a respirar siquiera, miedo a que alguien repare en que existes. A que entre en tu vida y te destroce. Porque también me he dado cuenta de que todos traen consigo el dolor.

¿Quién me quiere? me pregunto, aquí sentado. ¿Quién me soporta? me pregunto, aquí sentado. ¿Acaso mis allegados tienen una especie de contrato moral para ampararme bajo su protectora ala? ¿Soy un perro abandonado, desvalido? No. Porque su contrato hace tiempo que acabó.
Dime una cosa, ahora que estoy aquí sentado, ¿tiene mi alma significado si nadie la piensa?
¿Me merezco todo el sufrimiento que cargo en mi desgarbada espalda? ¿Las cicatrices, marcas de todos los que entraron en mi corazón y salieron dejándolo peor de lo que lo encontraron?
No les devolví la fianza. Pero qué más daba, si no pude repararlo. Si ya no late.

Aquí sentado, gritando a la noche, pienso en lo bonito que sería apreciar el silencio. Pienso en lo bonito que sería ser quien me quiera, y acariciarme con palabras bonitas. En recorrerme a mí mismo con mimo, sabiendo que yo jamás me romperé de forma voluntaria. Pienso en lo bonito que es apreciar que el mundo enmudezca, las flores florezcan y yo me ame.
Pero el mundo no calla, las flores se marchitan y yo me ahogo.

¿Qué haces cuando tus sueños te han rechazado? ¿Cuando sólo ves espaldas que no llegas a alcanzar? ¿Cuando un "¡socorro!" desesperado no sale de tu garganta? ¿Por qué no me miras? ¿Por qué no me pides perdón y me dices que todo irá bien? ¿Por qué las dos únicas palabras que me niego a decirme no las pronuncian tus labios? ¿Por qué me odias?

Y aquí sentado, hago una lista de personas que me han fallado. Y aquí sentado, firmo mi muerte.
Y aquí sentado, lloro.
Y aquí sentado, no puedo evitar querer que me quieras.
Porque así taparías el agujero que mi amor propio ha dejado.

Dime, ¿me puedes ayudar a buscarlo?