sábado, 29 de agosto de 2015

recuérdame, tal vez.

empty hands & heavy hearts・・・

I can't kiss lips that lie.

Estoy perdido. No recuerdo cómo o cuándo me convertí en lo que soy hoy. ¿Quién lo hace? ¿Acaso alguien puso sus ojos en mí, fascinado por los cambios que destrozaron mi realidad? Estoy cansado. Estoy aburrido. Estoy triste. Estoy solo. Estoy desesperado; y no sé cómo escapar. Cada día me siento morir. Abrir los ojos es demasiado trabajo. Abrir los ojos es demasiado monótono. Es violento el pedírmelo. Mi cuerpo se vuelve más pesado a medida que me hundo en las oscuras aguas de mi propio corazón.

Recuérdame. Recuérdame. Recuérdame por cómo solía ser. Recuerda lo que era antes de parecer un monstruo. Estoy consumido. Estoy destrozado. Estoy sufriendo. Cada bocanada de aire son aguijones que se clavan en mi garganta; que me reprochan el estar vivo.

No espero que lo comprendas.

¿Cuándo se han vuelto mis sentimientos tan complicados? ¿Cuándo se han retorcido tanto mis pensamientos? ¿Cuándo dejaré de ser tan estúpido, de ser tan inútil? ¿De esperar algo por parte de los demás, cuanto yo no doy, cuando me cierro en banda?

Todo es culpa mía.

Podría haber elegido ser feliz. Podría haber tomado el camino que conduce al final bueno. Aún estoy intentándolo. Dar la vuelta a todas mis decisiones erróneas. Encontrar la luz; la esperanza.

¿Acaso me aguardarán?

Estoy arrepentido. Estoy deseando enmendar todo lo que he hecho mal. Recuérdame. Recuérdame. Recuérdame por cómo seré. Déjame como me encontraste: medio roto en un rincón. Déjame como me quieres ver: en pedazos sobre el suelo.

Se desliza entre mis dedos.

domingo, 9 de agosto de 2015

Acústico.

Tumblr


«Quiero dejar de sentirme vacío.»

Lo repito una y otra vez, esperando que pronto sea una realidad. Pero sé que mi consciencia jamás me permitirá conocer algo más allá de la soledad autoimpuesta que es mi rutina. Pocas cosas conozco que duelan más que haber conocido, únicamente para perder después. Pocas cosas que hayan consumido con más ahínco mi alma.

¿Por qué motivo no puedo abandonar las florituras si es de mi estado emocional de lo que hablo? ¿Por qué motivo es tan complicado confiar y permitir ser amado? Duele, pienso. Duele mucho. Pero no es una dolencia física. Y al mismo tiempo lo es. Comienza en mi pecho. Es un cosquilleo, molesto, angustioso. Se extiende con lentitud, adormilando mis sensaciones, impidiéndome reaccionar. 
Hasta que estalla.
Estalla, sin más motivo que mi silencioso empujón a que lo haga. Y ya nada puedo arreglar. Cubre mis ojos con un súbito velo de lágrimas y las palabras raspan mi garganta. Sin embargo y haciendo acopio del poco valor que poseo, no las permito salir. Es mi tortura, mi castigo, y he de soportarlo solo. Poco a poco el dolor cobra intensidad. Cobra forma; la de mis mayores miedos. El dolor es un monstruo de nombre ansiedad. Me falta el aire y no puedo permanecer de pie, puesto que los incontrolables temblores que sacuden mi pequeño cuerpo ponen en duda mi estabilidad. Mis pulmones luchan por robar al aire lo que necesito, pero no estoy seguro de querer que lo hagan. Mi corazón se acelera y siento la terrible sensación de mareo antes de poder nombrarla. Mi mente grita. "¡Ayuda, ayuda, quiero que pare! ¡Hacedlo parar, que alguien me ayude!" y yo correspondo a tal sentimiento. Me hundo en un mar de una negrura sucia y afilada y nadie parece querer rescatarme de él. Floto a la deriva, mientras siento más y más dolor, cientos de preocupaciones que aguijonean mi piel pidiendo una liberación que no estoy dispuesto a entregar.

Comprendo que mi descripción es recargada y aburrida, deja patente un dolor arrasador que sin embargo no se percibe entre las letras mientras me permito a mí mismo compartir la angustia que corroe mi pecho. Pero, pese a la calma que gobierna ahora mi mar de desesperación, las ganas de romper a llorar nunca me abandonan. La sensación de hacerlo todo mal, ¿no te sucede lo mismo? El estrés, las expectativas. Te están rompiendo. Y a mí también. No puedo dejar de cometer los mismos errores una y otra vez, confiando en que alguien encauce mi camino. Pero ese alguien nunca aparece. Y yo me hundo. Y me hundo cada vez más. La luz del sol no rompe la superficie de las negras aguas que ansían derrotar mi ambición.
Porque lo que más deseo es levantar y descubrir que plácidamente he amanecido en la orilla. Y que mi mar ya no es oscuro, en un burdo reflejo de lo que mi corazón llora, sino una hermosa extensión de claridad y paz. Un equilibrio perfecto que se complementa y domina la descorazonadora sensación de la ansiedad. 
Y no tengo por costumbre abandonar mis sueños.

P.D: la frase del comienzo es cosecha de la adorable @eru_numb la cual escribe tan bien o, para qué mentir, mucho mejor que yo.