domingo, 26 de abril de 2015

Los ángeles deberían caer más a menudo

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You saw me start to believe  for the first time.

Son las... alguna hora, la cual no sé, puesto que tiré el reloj por la ventana cuando llegaste. Porque el tiempo se para cuando estás conmigo, bromeé. Pero sé que es de madrugada. El cielo está oscuro y las farolas alumbran la ciudad, impidiéndome ver las estrellas que para nada pueden compararse con tu brillo, pero que tanto nos gustaban a ambos. Eras una supernova, una permanente explosión de luz y color. 
Fuegos artificiales.
Nos conocimos viendo los terriblemente baratos y mal lanzados fuegos artificiales de nuestro pequeño pueblo. Yo reía con mis amigos, quejándome sobre lo aburrido que era el espectáculo. Tú estabas sola, mirándolos con adoración. Y pensar que estuviste a mi lado tanto tiempo, y que sólo giré la cabeza en tu dirección cuando me quedé esperando a que regresasen las personas a mi alrededor. Pero te vi. Y podríamos haber estallado. Podríamos haber muerto. Podríamos haber ardido. Y hubiese aceptado mi destino con gusto. Porque te había visto. Ojos angustiados, llorosos, labios apretados, el cuerpo en tensión. Pero sonreías. Soportabas tanto dolor. No me fijé. Sólo atiné a compararte con las luces que iluminaban nuestras cabezas.

Me dicen que no te conocía, que no puedo llorarte. Mas ninguno de ellos han sentido la conexión que estableces al fijar tus ojos sobre los de alguien más, la profundidad de tu alma y tu espíritu, que luchaba con tanta pasión, únicamente comparable a un fuego que desea extinguirlo todo. Tú eras fuego, también. Extinguías y quemabas la tristeza, la desesperanzada, la desazón. Tu calor era solar. Todo lo que eras fue hermoso. Todo con lo que puedo compararte es hermoso.
Eras hermosa.

Marcaste mi vida, como sé que la de muchos más, con tan sólo una sonrisa, capaz de derribar los muros mejor construidos, los sentimientos mejor guardados. Si pudiese traerte de vuelta daría todo lo que soy, todo lo que fui, todo lo que seré yo y lo que serán ellos. Daría el mundo y te lo entregaría. Serías la reina de todo lo que amé. Pero ahora sólo vives en mis palabras, temblorosas palabras a la luz de una noche que no te tiene a ti. Vive, vive para siempre, vive libre y vive como tú eras. Vive y hazlo por una existencia que te añora como jamás añoró a nada. Eres el motivo por el que escribo. Y para un escritor, hazme caso, no hay nada más importante.

Eres lo mejor a lo que jamás podré llamar 'mío'.

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